martes, 20 de diciembre de 2011

CINE DE BARRIO

Lugareños viendo en la tele un filme de acción

















Como viene siendo habitual desde hace un par de meses, al caer la noche salimos a dar una vuelta. Esta noche es una noche oscura, sin luna, y el polvo en suspensión otorga un halo de misterio a las calles apenas alumbradas. No queda mucha gente y ya han tapado la mercancía de los puestos del mercado, y es que hoy es lunes y además hemos salido algo más tarde de lo habitual.

Nos dirigimos a Bamako Coura con la esperanza de encontrar aún a Moktar en la Patisserie, pero cuando llegamos ya han cerrado. Decidimos volver sobre nuestros pasos y dar un paseo en dirección al rio, allí la temperatura es muy agradable y la vista me gusta. Me gustan las luces del puente, son escasas, amarillentas y se reflejan en el agua, junto al tráfico, tranquilo, casi inexistente a estas horas.
En el camino nos detenemos frente a casa para comer algo. Un bocadillo de tortilla en uno de los bares improvisados que pueblan las calles de Bamako. Una mesa larga de madera, con un banco. De un lado el cocinero/camarero, del otro lado la clientela, en el suelo la cocinilla de carbón que sirve para calentar el agua para el café soluble, la leche en polvo y las infusiones, y hacer las tortillas.Estos bares cumplen la doble función de mantener el estómago lleno y la mente entretenida, pues funcionan a modo de cines de barrio. Y es que allí se dan cita cada noche los vecinos, que sacan sillas y taburetes de sus casas y se junta a ver la televisión. Nos unimos a ellos en silencio para comer nuestro bocadillo. Hoy están echando una peli del agente 007, de las de Sean Coanery, nuestro vecino de banqueta nos pone al día de la historia y parece algo decepcionado cuando, al terminar de comer, nos despedimos hasta el día siguiente sin esperar al desenlace de la peli.
Seguimos nuestro paseo y en un container que en su interior alberga una tiendecilla, hay un corro de personas que también están viendo la tele…pero aquí se entretienen con otro canal. Nos acercamos a saludar, están viendo una especie de culebrón con fines formativos: en la pequeña pantalla aparece una reunión de amigas, una de ellas comenta que le han robado la moto y otra le responde lo que debe hacer, dónde dirigirse para poner la denuncia, etc. etc…será por motos en Bamako…
Continuamos caminado…cien metros más adelante, el que antaño fuera un cartel luminoso, nos anuncia que nos acercamos al que se ha convertido en nuestro bar de todos los días. Aunque no vayamos todos los días. Me refiero a ese tipo de bar que no está ni muy cerca ni muy lejos de tú casa, que no es ni muy especial ni muy vulgar, pero que es para ti lugar de encuentro, y eso es, precisamente, lo que lo hace diferente del resto…pues bien, nos aproximamos a la puerta, y desde allí nos saluda Malick, que está comiendo cacahuetes y charlando con Fatumata, y algo que dice que esta noche tampoco llegaremos al rio (…).




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