sábado, 7 de abril de 2012

1 DE ABRIL

cafetería le relax, en su
primer día sin toque de queda



Después de casi una semana sin salir de casa, se comprenderá nuestra tendencia callejera de los últimos días, en los que apenas hemos permanecido entre cuatro paredes. Todo el día de un lado a otro, recorriendo la ciudad, visitando a los amiguetes y parando en los maquis de rigor para echar esa cervecita fresca que se disfruta ahora como nunca.
En la esquina el mismo puesto de siempre que sirve café soluble con leche condensada y bocatas de tortilla o de mayonesa.
Más tarde en el mercado el mismo bullicio de siempre y el mismo tráfico imposible en las calles.
Ya es mediodía y nos acercamos al maqui que hay detrás de casa a tomar una cerveza. Los maquis vienen a ser como nuestras tabernas de toda la vida, esos lugares entrañables en los que todo el mundo opina, en los que todos los clientes acaban enfrascados en una misma conversación mientras toma una Falg, una Castel o un refresco de Gengibre, y en los que se siente la vida un poco más liviana.
Taras que vuelve a introducir el ritmo cubano en la noche bamakoise (…), todo normal…mejor dicho “normal”, puesto que ahora todo está impregnado de miedo, preocupación, tristeza y en el mejor de los casos de inconsciencia.
Hoy es uno de abril, han pasado ya once días del golpe de estado y el pueblo de Mali (...) bueno, hablaré de lo que conozco de primera mano, la gente de Bamako resulta tan afable como siempre, a juzgar por su forma de actuar nadie diría lo que aquí ha pasado y lo que ahora está en juego. Hace falta prestar algo más de atención para darse cuenta de que la gente se esfuerza por conseguir esa normalidad de la que antes hablaba, esa normalidad que es la que hace posible generar ingresos a la familia. Por encima de otras cuestiones prima la supervivencia.
Resulta difícil entender lo que aquí está ocurriendo, este revés al país, el tiempo nos dirá a quién beneficia esta sinrazón, si es que beneficia a alguien.
De momento quedan en el aire las ilusiones de miles de personas que luchan día a día por sacar cabeza.

vista del puente viejo desde el canoe club
tras el golpe de estado, demasiada calma





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